sábado, 17 de septiembre de 2011

Letargo



A que viene este recuerdo a atormentarme
en esta mi soledad incipiente y cerrada, 
de que va su saña y maldad ardiente
atosigándome, hiriéndome con dientes.

Pactamos ya no herirnos,
tomar cada cual su camino,
cargar cada quien su pena,
perdernos como sal en arena.

Parece que nos perseguimos,
que buscamos encontrarnos,
verle la cara al recuerdo,
creer que no somos tan malos.

Pasamos de largo el amor
y nos quedamos en la herida,
sufriendo cada cual su dolor
en la interminable despedida.

Atrás queda la piedra
donde con paciencia
estuve sentado 
esperando que volvieras.

Ahora que ya no hay razón
y se nos ha muerto el amor
no veo por qué seguir aquí,
aun queriendo algo sentir.

Parto por mis razones y mis motivos
por lo cual yo me siento bien
pues estos son todos míos, 
a mí nadie me convenció,
a mí nadie me dijo.

Por qué acumular tristeza,
y dejar que nos carcoman los años,
aun sabiendo son certeza,
que al final nos comerán los gusanos.

De qué sirve tanta pena,
tanta rabia, tanto enojo, 
cerrando y apretando los ojos,
esperando que se esfume esto del todo?

Que ganaste por ese tiempo?
Mención de honor? Reconocimiento?

Quisiste volver en el tiempo,
 pero buscando el modo,
el tiempo se volvió contra ti,
ignorándote del todo.

Ahora paga tu peaje, 
desaferra tus amarras
y sigue adelante.





Juan Antonio Regalado Sandoval.